Era marzo y acechaba la borrasca Félix. Todas las predicciones vaticinaban vientos fuertes y agua para aburrir. Aún así no había quien les sacase a estos novios la sonrisa de la cara. Alba y Dani son de esas parejas que se complementan a la perfección y que hacen de nuestro trabajo un auténtico placer por simpáticos, guapos y sobre todo buena gente. Nosotros ya teníamos preparado un plan B y un C por si acaso, pero para ellos daba igual que fuese plan A, B, C o D; lo importante para ellos era disfrutar con sus invitados de su gran día y así fue.

El aperitivo se celebró íntegramente en nuestro alpende, un espacio semi cubierto e integrado totalmente con e resto del Pazo. Un plan B que casi parece un plan A ya que se trata de un espacio con vistas panorámica a nuestros jardines y al edificio principal del Pazo.  El tiempo siguió dándonos una pequeña tregua para que A&D pudiesen hacerse fotos en los jardines, y con fotógrafos como Dani Davila el tiempo cunde el doble.

Las fotos hablan por sí solas.

La lluvia empezó a caer con fuerza cuando terminábamos el aperitivo y cogió a la invitados pasando del alpende al comedor para el banquete pero, con los paraguas preparados, problema resuelto para estos 100 metros de distancia que separan las 2 zonas. El comedor es un espacio aclimatado y con un anexo hecho para que los fumadores ni se mojen en caso de lluvia ni se pierdan nada de la boda. Con el primer plato en mesa ya nadie se acordaba de que unos minutos antes había caído una tromba de agua.

Del banquete pasamos a la barra libre, la fiesta estaba asegurada con el “buen rollismo” que se respiraba. Novios, familiares y amigos todos aprovechando y disfrutando de cada momento. Os aseguro que entre tanta risa daban ganas de unirse a ellos.

Por cierto, Alba espectacular. 

 

A&D nos dedicaron unas palabras y nos comentan la experiencia de su día B en el Pazo:

“El día de nuestra boda empezó a ser perfecto desde que os visitamos para conocer el pazo. Teníamos buenas referencias por parte de amigos y de internet, y desde el principio habéis superado nuestras expectativas.

El tiempo presagiaba una boda pasada por agua, pero tras veinte días lloviendo el sol nos estaba esperando en la ceremonia y en los aperitivos, siendo la guinda que le faltaba al pastel.

Tras una ceremonia muy familiar y agradable en Tui pusimos rumbo al pazo, para comenzar una fiesta en la que todo el mundo lo pasó en grande, ya que nos lo siguen recordando cuando surge la ocasión.

Llegamos un poquito antes que los invitados para realizar la sesión de fotos, y para nuestra sorpresa nos habían preparado el aperitivo en el alpendre, demostrando estar pendientes hasta el último momento de poder cumplir nuestros deseos ante la posibilidad de lluvia.

Tras la comodísima y divertida sesión de fotos con Dani llegamos al aperitivo, donde toda nuestra gente nos esperaba con ganas de seguir pasándolo bien. El tiempo seguía aguantando, y los jardines y el pazo estaban increíbles, era el sitio perfecto para el día perfecto.

La comida y el servicio se resumen en una palabra, perfectos! Calidad y vanguardismo, todo servido con la más amplia de las sonrisas. De ahí en adelante todo fluyó, siempre tranquilos gracias a Pepa, cuya coordinación fue impecable en todo momento.

Luego el baile, las copas, el ramo por los aires… y la juerga creada por Roberto que no decayó hasta ultimísima hora, con la pena no poder parar el tiempo durante tres días más.

Nos quedamos a dormir en la suite del pazo y al despertarnos llovía de nuevo, haciendo todo más bonito si cabe. El desayuno fue el cierre perfecto a 10 meses de preparativos, ilusiones y nervios, dejando en nosotros un muy buen sabor de boca, exactamente el mismo que nos dejó el Pazo da Touza.”

 

Para días como estos se tira mucho del refranero español: “Novia mojada, novia afortunada”, se suele decir.

En Pazo da Touza nos gusta por igual el: “¡Se chove, qué chova!

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